domingo, 30 de marzo de 2008

Historia constructiva de la Catedral de Santiago de Compostela

Alrededor del año 813, en tiempos del Rey de Asturias Alfonso II el Casto, un ermitaño cristiano llamado Paio le dijo al obispo gallego Teodomiro, de Iria Flavia (España), que había visto unas luces merodeando sobre un monte deshabitado. Hallaron una tumba donde se encontraba un cuerpo degollado con la cabeza bajo el brazo.

En torno al año 813, la "leyenda" explica que en tiempos del rey asturiano Alfonso II el Casto, el ermiñato Paio le dijo al obispo gallego Teodomiro que había visto unas luces sobre un monte deshabitado. En él, hallaron una tumba donde se encontraba un cuerpo degollado con la cabeza bajo el brazo. Esto dió pie, junto a los ciclos de la épica hispana (invención de la aparición de Santiago en la batalla de Clavijo, lo que supuso el comienzo de la advocación del "Santiago Matamoros", para elaborar un relato según el cual el apóstol Santiago el Mayor habría visitado España, y los restos encontrados se le correspondería. Esto dió al rey un doble beneficio. Por un lado, la aglutinación de sus territorios bajo la protección del apóstol, y por otra parte la cristianización de la "vía del Finisterre", por la que pronto comenzaría una peregrinación hacia la tumba del presunto apóstol.

Así, sobre un lugar prácticamente deshabitado donde se encontraba una necrópolis dolménica, se edificará en el siglo IX un templo primigenio para contener los restos del "apóstol", iniciándose el fenómeno de la peregrinación. Esta pequeña basílica de tres naves y ábside cuadrangular se comenzaría a construir la catedral a finales del siglo XI. La obra se proyectará desde sus cimientos con el doble propósito de albergar las reliquias del apóstol y disponer de un espacio lo suficientemente grande como para poder dar cabida al gran número de peregrinos que se desplazaba a Santiago para venerarlas.

La construcción de la Catedral comenzó en torno al año 1075, promovida por el obispo Diego Peláez y dirigida por el Maestro Esteban. Durante de las décadas siguientes y bajo los auspicios de Diego Gelmírez, las obras se mantuvieron pese a los conflictos de la época, y la catedral fue terminada en su mayor parte hacia el año 1122. Las obras, que se dilataron durante un período de 150 años, se dividen en dos períodos fundamentales, que se pueden rastrear muy bien gracias a dos textos alusivos a las mismas (el Codex Calixtinus y la Historia Compostelana):

- Desde 1075 a 1122: Con el Inicio de la fábrica bajo los obispados de don Diego Peláez y don Diego Gelmírez.
- Últimas décadas del siglo XII y primeras del XIII: Cuando se concluye el taller encabezado por el maestro Mateo.

Existe, no obstante, un último período de remodelaciones en la catedral, que se enmarca en la llamada "segunda edad de oro de la peregrinación a Compostela", entre los siglos XVII y XVIII debido a la afluencia de peregrinos franceses. Durante estos siglos y hasta el XVIII, van a remodelarse algunas de las fábricas medievales como la cercana San Martín de Pínaro, el también cercano Monasterio de San Payo de Antealtares y la fachada principal de la catedral que mira hacia la plaza del Obradoiro, donde trabajaron numerosos picapedreros que dieron a esta fachada su actual y marcado carácter barroco.

jueves, 27 de marzo de 2008



En primer lugar tenemos que destacar el portico de las Platerias:


Da acceso hacia la nave transversal del sur de la catedral. Sus esculturas, del siglo XI son producto de maestros tolosanos y provienen en parte de la destruida puerta norte. El nombre se le debe a que en la placita, Plaza de las Platerías en que se ubica, trabajaban los orfebres (plateros).


En esta plaza se sitúa también la Fuente de los Caballos y al final de una escalinata del siglo XVIII, se alza esta fachada que es la más antigua de la catedral. A la izquierda, el término occidental del claustro de estilo plateresco; la Torre del Reloj.


Los dos pórticos de la derecha datan del año 1103 y las esculturas pertenecen a varias épocas. El tímpano de la portada derecha presenta escenas de la Vida de Jesús y el de la izquierda muestra la Tentación de Jesús en el desierto y la mujer adúltera.

En el centro de las imágenes de encima del tímpano se encuentra la obra cumbre del creador de la puerta de las Platerías, la que muestra a Cristo Salvador, y junto a ella, marcadamente resaltada, Santiago el Mayor.


Esta portada es una muestra de la rica iconografía románica de la época gloriosa de Compostela.
Al lado está la Torre del Reloj. Desde otra perspectiva de la Plaza se ve el pórtico de los Reyes, de mediados del siglo XVII.

El orden en el que se distribuyen las figuras no corresponde con la distribución primitiva. Los tímpanos no han sufrido modificación, conteniendo escenas del Nuevo Testamento. En el tímpano de la izquierda el lugar principal corresponde a la Tentaciones de Cristo, ocupando un espacio destacado la adúltera que tiene entre sus manos la cabeza de su amante que ha sido cortada por su marido. En el tímpano de la derecha encontramos como temas principales el Prendimiento, la Flagelación y la Coronación. En los estribos que flanquean la portada hallamos personajes y escenas del Antiguo Testamento, entre los que sobresale la figura de David. En las enjutas de los arcos se sitúan ángeles trompeteros, como si de un Juicio Final se tratara. El centro de esta zona está ocupado por las figuras del Salvador y Santiago, relacionado el primero con el círculo del Maestro Mateo, alrededor de un amplio número de personajes de los que sólo algunos se disponen originalmente.

En cuanto a la fachada norte de la catedral o de Azabachería;




En el siglo XVII, tras producirse un incendio, se desmanteló la antigua portada románica. Algunos relieves están hoy en la portada de Platerías. Se llamaba Puerta del Paraíso y por ella entraban los peregrinos. Es del siglo XVIII. Destaca en la coronación la estatua de Santiago y 2 reyes orantes: Alfonso III y Ordoño II, a sus pies. En el centro se ve la estatua de la Fe.

lunes, 24 de marzo de 2008

El Pórtico de la Gloria.

- Introducción.

Pórtico de la Gloria, nombre con que se conoce una de las puertas de la catedral de Santiago de Compostela en España, obra maestra del arte románico por la calidad de su decoración escultórica y la importancia del programa iconográfico.

Las obras de construcción del pórtico, realizado en mármol y granito, comenzaron hacia 1168 siendo obispo de la localidad gallega de Compostela Pedro Gudesteiz, y se terminaron en 1188 bajo el arzobispado de Pedro Suárez de Deza. El pórtico se eleva sobre una cripta y su distribución tripartita corresponde a la organización en tres naves de la planta de la catedral. Su autor fue el maestro Mateo, arquitecto y escultor, que se cree trabajó en Galicia desde 1168 hasta 1188.


El portico de la Gloria


En líneas generales, sus rasgos más característicos son:

La fachada exterior del pórtico desapareció en el siglo XVIII cuando fue sustituida por la actual, obra barroca de Fernando Casas y Novoa. En la fachada interior dos arcos flanquean otro central con parteluz, de mayor tamaño. La organización del conjunto no tiene precedentes hispanos, mostrando una clara influencia de modelos franceses, en especial del monasterio benedictino de la Magdalena en Vézelay.

En el gran tímpano central aparece representado el Salvador mostrando sus llagas, en actitud majestuosa, rodeado por los cuatro evangelistas con sus respectivos símbolos y ángeles con los instrumentos de la pasión, mientras los ancianos del Apocalipsis ocupan la arquivolta.

Una columna de cuádruple fuste define el parteluz sobre el que se encuentra la estatua sedente del apóstol Santiago, apoyado en un báculo y coronado por un nimbo con piedras engarzadas. En las jambas puede admirarse un magnífico conjunto de apóstoles y profetas, que parecen conversar entre sí, anunciando ya la estética del arte gótico.

La arcada izquierda del pórtico posee una decoración escultórica dedicada a la Ley de Moisés y la derecha al Juicio Final. Este pórtico, cuyas figuras aún conservan restos de policromía, ejerció una intensa influencia en ejemplos posteriores, como en la catedral de Chartres o en la de Lausana.

- Descripción del Pórtico de la Gloria.

Del Maestro Mateo, como de la mayoría de los artistas medievales, se sabe muy poco. En un documento de 1168 aparece como constructor del pórtico de la catedral de Santiago de Compostela y también en inscripciones del propio pórtico se le vuelve a citar como maestro de la obra a su finalización en al año 1188.


Detalle del Portico


Mateo se encargó de terminar los pies de las naves de la catedral de Santiago con su correspondiente triforio, construir la cripta que permitiese alargar dichas naves salvando el desnivel del terreno y construir el citado Pórtico de la Gloria.

Para algunos autores Mateo debió destruir el pórtico original ya terminado de la fachada y alargar las naves. Para otros, simplemente tal fachada no existía y consideran falsas las referencias del Codex Calixtinus sobre este conjunto monumental previo.

El Pórtico de la Gloria es una construcción basada en tres arcos, siendo mayor el central. Su iconografía se basa en el Apocalipsis de San Juan. En el tímpano del gran arco central aparece Cristo en majestad rodeado del Tetramorfos además de una serie de ángeles con los instrumentos de la pasión: la columna, la Cruz, la corona de espinas, los cuatro clavos y la lanza; un pergamino (sentencia de Pilatos) y una jarra (lavatorio de manos), y por último una caña, esponja y un pergamino en que probablemente se leyó la inscripción INRI.

Rodeando a los Evangelistas aparece una multitud de personajes de menor tamaño que representan a las 12 tribus de Israel y la turba celeste.

Por encima, en una de las arquivoltas aparecen los 24 ancianos con instrumentos musicales como e indica en el Apocalipsis. Son éstas figuras de gran realismo y movilidad. Incluso, los ancianos músicos hacen escorzos con sus cabezas para poder mirarse. El realismo de los instrumentos ha permitido su reconstrucción actual para intentar reproducir lo más fielmente los sonidos de la música de la época.

Si la parte alta del pórtico se representa la Jerusalén celeste, el nexo de unión con la tierra la representan las estatuas columna con las esculturas de grandes profetas y apóstoles del Antiguo y Nuevos Testamento (Moisés, Isaías; Daniel, Jeremías, San Pedro, San Pablo, San Juan, etc.)
El gran tímpano central antes descrito está sostenido por un parteluz. Arranca como columna de mármol con el árbol de Jesé (genealogía de Cristo) desde Adán hasta María y por último la Santísima Trinidad.

La columna central del pórtico sostiene de forma llamativa la estatua sedente del Apóstol Santiago, como patrono, acogiendo a los peregrinos.

La pequeña estatua de la parte posterior del parteluz se ha asociado siempre al Maestro Mateo arrodillado mirando hacia el interior del templo. En gallego se conoce esta estatua: "Santo dos Croques" por la costumbre de chocar las cabezas de los estudiantes.

Los dos arcos laterales, actualmente sin tímpano, aunque se cree que pudo tenerlos, llevan figuras con las escenas del Paraíso, Adán y Eva y el cautiverio de d las tribus de Israel y en el otro escenas del Juicio Final con expresivas imágenes del infierno

Este conjunto monumental creado como entrada occidental y principal de la catedral es uno de los más grandes monumentos medievales del mundo y paradigma de la evolución que durante la segunda mitad del siglo XII sufre el románico hacia el naturalismo gótico.

Es claro que tan magna obra no pudo realizarse por un solo hombre sino por un taller dirigido por el propio mateo Se perciben diferencias de calidad en muchas de sus partes. Si el Pantrocrátor o las figuras de las estatuas columna se han atribuido siempre a la maestra mano de mateo, los ángeles y evangelistas del tímpano parecen ser obra de discípulos del taller.

martes, 11 de marzo de 2008

Itinerario por el románico español

En el año 1182, cuatro viajeros caminaron hacia Santiago, recorriendo el camino hacia la tumba del Apóstol. Este es el relato de su viaje:

1ª Jornada: De Puente la Reina a Nájera
2ª Jornada: De Nájera a Burgos
3ª Jornada: De Burgos a Frómista
4ª Jornada: De Frómista a Sahagún

5ª Jornada: De Sahagún a León
6ª Jornada: De León a Rebenal del Camino

7ª Jornada: De Rebenal del Camino a Villafranca del Bierzo
8ª Jornada: De Villafranca del Bierzo a Triacastela

9ª Jornada: De Triacastela a Palas del Rey
y 10ª Jornada: De Palas del Rey a Santiago de Composte
la

Etapas 9 y 10ª

9º Etapa: De triacastela a Palas del Rey
10ª Etapa de Palas del Rey a Santiago.

Año 1182 de nuestro señor Jesucristo, comienza nuestra "odisea":

Ante todo explicar el motivo por el cual un rico comerciante de marmol, se dedica a realizar un viaje de peregrinación por las lejanas tierras que nos ocupan. Principalmente el motivo que me mueve es la Fé, Fé en nuestro Señor Jesucristo y en su obra y milagros; por tanto no podía dejar pasar una oportunidad así, recorrer el mismo camino que Santiago un elegido por el mismo Cristo nuestro Señor y aun es más poder estar frente a los restos de uno de los padres fundadores de la Iglesia Cristiana.

En el viaje me parecieron especialmente remarcables dos etapas, etapas donde las haya que marcaron a mi juicio todo el viaje y eclipsaron lo que había visto hasta ahora en mi lugar de procedencia, ni siquiera en la suntuosa Flandes vi riqueza arquitectónica igual.

Empezamos nuestra andanza en una posada de Triacastela, tras pasar la noche en esta y habiendo estado preparado nuestros pertrechos hasta altas horas de la madrugada partimos por la mañana antes de que el alba despuntase en lo alto del cielo.

Aun no había demasiado bullicio, para nuestra suerte no era dia de mercado y los artesanos aun no habían abierto sus negocios, salimos sin ningún retraso, sabíamos que la etapa que nos aguardaba era especialmente dura y teníamos el propósito de llegar al monasterio de de San Julián de Samos en torno a las 12 del medio día.

En la ciudad de Samos y más concretamente en el Monasterio, a nuestra llegada nos trataron con suma hospitalidad y nos permitieron entrar a comer y reponer un poco las fuerzas para la jornada de viaje que todavía quedaba por delante.

El monasterio estaba rodeado por un río, al que los monjes nos dijeron llamaban Ouribio, se trataba de un monasterio de benedictinos. El prior nos contó bastantes cosas acerca de su historia fundacional y de cómo S. Martín Dumiense lo fundó en el siglo VI.

Según algunos monjes eruditos, y estudiosos que andaban por el refectorio el obispo de Lugo Ermefredo restauró el monasterio en el año 655 y restableció la vida monástica bajo la regla de san Fructuoso. Durante la invasión árabe fue destruido y abandonado. Hacia el año 760 lo restauró Fruela I, albergando en él monjes procedentes del monasterio Agaliense de Toledo, con el abad Argerico y su hermana Sara a la cabeza. El hijo de Fruela, Alfonso II el Casto, que se había refugiado aquí algún tiempo, confirmó a los monjes, el 11 de junio del 811, las donaciones que había realizado su padre.

Cuarenta años más tarde, Ramiro I lo repobló de nuevo con monjes huidos de Andalucía. Puso al frente de la comunidad al abad cordobés Fatalis. Nuevas donaciones de Ordoño I al abad Ofilón.

A comienzos del siglo X, el obispo Ero de Lugo intentó hacerse con el control del cenobio, que quedó reducido a una simple parroquia. Pero el rey Ordoño II consiguió salvarlo de la crisis y lo revitalizó gracias a la llegada de nuevos monjes procedentes del monasterio de Penamaior. Desde el año 960, al menos, la comunidad de Samos vivió bajo la regla de san Benito.

Se trataba de una historia ciertamente interesante pero lo realmente espectacular no era como este pequeño monasterio había sobrevivido a lo largo de toda su vida, sino la gran belleza arquitectónica para nada comparable a lo que hasta ahora habia visto en Italia.

Contaba con un refectorio que era donde normalmente se podía comer y una serie de estancias para descansar del duro trayecto. Nos permitieron descansar sobre una cama habituada a tal efecto, sin embargo un dato curiosos que llamó mi atención es que no todos eramos dispuestos para descansar en el mismo lugar, a los peregrinos mas humildes se les conducía hacia una especie de construcción destinada a ellos.

Tras descansar plácidamente del duro trayecto, retomamos nuestro viaje, no sin antes agradecer a los monjes su hospitalidad, por ello en calidad de donativo entregue una bolsa de maravedís, no demasiado grande ni demasiado pequeña a fin de que prosperaran y la deuda fuera saldada.

Tras aceptar el donativo nos despidieron amablemente y marchamos hacia nuestra siguiente parada la legendaria Sarria, y digo legendaría porque las gentes rumoreaban que se trataba de una ciudad vigente desde el mismo imperio romano, su naturaleza y vegetación recordaban a mi añorada Italia, la humedad en el aire de Flandes; sin embargo lo más impresionante fue la ciudad, donde visitamos la capilla del Salvador, situada a unos 150 metros del conjunto monástico.

Se trataba de un oratorio privado que servía al mismo tiempo como iglesia funeraria, tambien era una capilla para uso de los forasteros que se alojaran en el monasterio.

Seguimos avanzando y llegamos a Barbadelo, donde llamó nuestra atención la Iglesia de Santiago.
Imponente construcción donde las haya y con una belleza arquitectónica fuera de sí, en la que su portada nos produjo una grata impresión y nos obligo a contemplarla embelesados durante largo rato, como si el tiempo avanzase cada vez más despacio.

Tras esta visita continuamos hacia Portomarín, donde pudimos deleitarnos con su belleza arquitectónica fue donado e n el 993, por Bermudo II a la iglesia de Santiago tal y como nos informaron us gentes. Desde aquí llegaríamos a Palas del Rey donde realizariamos una parada en nuestro viaje.

Palas del Rey era un prospero burgo situado junto al camino de los peregrinos, sin embargo pese a su belleza es criticable lo poco recatado de sus mujeres que salían a nuestro encuentro con una actitud un tanto lasciva, probablemente debiera tratarse de prostitutas buscando hacer negocio con los peregrinos que frecuentaban la zona.

Ignorando este suceso en el camino entre Palas del Rey y Portomarín; a nuestra llegada descansamos en un hospicio.

de Palas del Rey a Santiago:

Por la mañana bien temprano partimos, nuestra epopeya se acercaba a su fin y pronto se elevaría ante nosotros la gran ciudad de Santiago.

Palas del Rey poseía una configuración un tanto peculiar, poseía una gran iglesia, llamada S.Tirso y no muy lejos una zona conocida como Campo dos Romeiros donde los peregrinos se reunieron para comenzar la ultima jornada que les llevaría a Santiago, a no mucha distancia de este lugar se encontraba el antiguo monasterio de San Salvador de Vilar de Donas, perteneciente a la Orden de Santiago.

Tras esta peculiar costumbre, a la que en mi patria Italia no estamos para nada acostumbrados partimos en nuestra última etapa de viaje hacia el destino soñado.

La primera ciudad a la que llegamos fue Mellid un lugar importante en el Camino, ya que estaba emplazada en el punto de enlace entre su principal arteria y la que recorrían algunos peregrinos para dirigirse a Oviedo a venerar las reliquias que atesoraba el Arca Santa. Allí eran destacables las iglesias de San Pedro y Santa María

Continuamos avanzando hasta llegar a Lavacolla, situada muy cerca de nuestro destino final, esta ciudad debe su nombre al río Lavamentula. Allí nos aseamos y lavamos antes de dirigirnos al santuario del Apóstol.

De esta población pasamos a Monte del Gozo Llamado también Monte San Marcos o Monte del Monjoi o Monte Gaudii, desde allí contemplamos la gran ciudad de Santiago, sus mercados, su población urbana...

Aquí se encontraba una capilla dedicada a la Santa y Reverencial Cruz, construida por Gelmírez en 1105. En la capilla nos postramos en señal de agradecimiento por haber llegado hasta aquí. Desde este punto tras un breve recorrido finalmente llegamos a la ansiada Santiago, lugar donde se decía se habían encontrado los restos del apóstol y estaba pronosticada la construcción de una gran basílica.

Allí nos esperaba el gran maestro Mateo, que nos comenzó a instruir acerca de su proyecto y de los complejos entresijos de esta modalidad tan peculiar de arte.


Obras analizadas.

Monasterio de Samos (Samos)
Capilla del Salvador (Sarria)
Iglesia de Santiago (Barbadelo)
Iglesia de Santa María (Mellid)
Capilla a la Santa y Reverencial Cruz (Monte del Monjoii)

domingo, 9 de marzo de 2008

Diario de viaje (5ª y 6ª jornada)

5ª Jornada: De Sahagún a León
6ª Jornada: De León a Rebenal del Camino

Robert de Arbrissel.

En el año 1128 decidimos hacer la ruta del Camino de Santiago que coincidía con el día 14 de Pascua de Resurrección.

Partimos en esta etapa a las 6.30 de la mañana y llegamos a las 8.30 a Mansilla de las Mulas, un bonito pueblo que tiene sus orígenes en un núcleo de población que se estableció en el S.X junto al río Esla, con el nombre de Mansilla de illa Ponte. Centro agrícola, la importancia de esta villa se acentúa por su situación en el Camino de Santiago. A ello se debe su propaganda y desarrollo de su economía.

Nos paramos a tomar un refrigerio y emprendimos el camino de regreso hacia León pero nos desplazamos por su encanto a Sandoval, no quisimos perder mucho tiempo y emprendimos el camino pero antes visitamos el paraje donde se construiría su monasterio años después, que sería fundado 1167 por el Conde Ponce de Minerva y su esposa doña Estefanía Ramírez.

Después del almuerzo y descansar nos fuimos a Miguel de Escalada, que está a más de diez kilómetros al oriente de Mansilla de las Mulas. Y pudimos ver la iglesia de un antiguo monasterio prebedictino junto a su galería meridional de arcos de herradura.

Luego nos dirigimos hacia León donde debido a la falta de tiempo solo pudimos disfrutar de unos pocos monumentos entre ellos termas y otros edificios públicos, en tiempo después se erigiría la Catedral de León, pudimos percibir el trazado de sus murallas romanas de León, la ciudad había sido repoblada años antes, recibió fueros años atras y disfrutaba ahora de una prosperidad.

Visitamos Santa María del Camino, esta zona nos llamo la atención porque disponía de una gran asistencia hospitalaria. Vimos su Catedral consagrada a Santa María de Regla, y después y algunas abadías almorzamos allí y nos hospedamos en el de San Marcos para pasar la noche allí antes de comenzar la sexta etapa al día siguiente.

A la la mañana siguiente partimos y pasamos cerca donde se construiría siglos más tarde el Puente de Orbigo, era una población situada en la orilla izquierda del río Órbigo, se fundó con el nombre de Puente de Órbigo, durante la segunda mitad del siglo XII.

Tuvimos que cruzar el río en una barca y una vez que cruzamos nos llegamos a un hospital para que nos curasen las rozaduras de los pies del camino de las largas etapas.

Luego pasamos por Astorga su importancia en la antigua red de comunicaciones y su situación próxima a Santiago de Compostela propiciaron que se convirtiera en un hito indispensable en la ruta jacobea desde los inicios de las peregrinaciones.

Nos pasamos por la catedral, la iglesia de Santa María. Los reyes Alfonso VI y Constanza de Borgoña patrocinan la construcción de una catedral más espaciosa en 1080-1093.
Tras un breve parada remontamos el camino hacia el pueblo Castrello de Polvazares, población de la comarca leonesa de la Maragatería. Aunque no se destaca ningún monumento en particular nos llamó su forma sobria y recia de la arquitectura popular realizada en piedra.
Y finalmente nos fuimos a Ravenal del camino y nos hospedamos en el hospital de peregrinos, nos dio tiempo a visitar la parroquia y la Iglesia.

Esta localidad de casonas macizas de piedra sirvió de a de los Templarios de Ponferrada para proteger a los peregrinos hasta su llegada al Bierzovanzadilla.


Obras analizadas:

-Monasterio de San Miguel Escalada
-Puente de Orbigo
-La catedral de Santa María de Astorga.
-Monasterio de Sandoval

jueves, 6 de marzo de 2008

Diario de Viaje (3ª y 4ª jornada).

3ª. De Burgos a Frómista.
4ª. De Frómista a
Sahagún.

Bertrand de Born. Diario.

En el viaje por el camino de Santiago me han llamado especialmente la atención varias paradas. Algunas de ellas se encontraban insertadas en la jornada que trascurrió desde Burgos hasta llegar a la localidad de Frómista, pasando por Castrojeriz y Boadilla del Camino.

Atrás ha quedado la magnífica ciudad de Burgos, su catedral, su curioso papamoscas y el pendón de las Navas; nos adentramos en poblaciones más pequeñas, pero no por ello menos ricas en la cantidad de obras que puedo observar ante mí.

Nuestra primera parada de peregrinos en ésta nueva etapa ha sido Castrojeriz, un antiguo poblado de origen celtibérico, posteriormente romanizado, que se desarrolló a partir del siglo X. Tiene una posición privilegiada en la red viaria del camino, con el plano de la ciudad adaptado al mismo: la calle principal, o calle Real, de aproximadamente un kilómetro y medio. Así el Hospital de San Antón, el de San Nicolás y la iglesia de San Juan, y la imagen de la Virgen del Manzano, en la colegiata que lleva su nombre.

El camino continuó hacia Boadilla del Camino, población palentina donde ha sido bastante curiosa la presencia de un hospital para peregrinos. Junto a la iglesia, se encuentra su famoso rollo o picota jurisdiccional que alcanza una altura que supera los siete metros, utilizado para impartir justicia pública. Sobre cinco escalones se yergue el pilar octogonal, profusamente exornado con molduras, rosetas y conchas; estas últimas, en clara alusión al camino jacobeo. Sobre dicho fuste, descansa un gran capitel formado por dos bandas decoradas con cuatro cabezas de leones, junto a otros motivos vegetales, figurillas humanas y algunos animalillos de carácter fantástico. Se remata la picota con una rica crestería y una macolla central.

Finalmente paramos en Frómista, y en cuya iglesia y monasterio de San Martín ha conferido a ésta ciudad una gran importancia, así como por su privilegiada situación en una encrucijada de caminos, por lo que la actividad que hemos podido observar era imparable, sobre todo en el barrio de San Martín.

Tras una noche de descanso pudimos continuar la marcha, partiendo desde Frómista hasta Sahagún, pasando por Villarcázar de Sirga y Carrión de los Condes.

En la cerealista comarca de Tierra de Campos se halla Villasirga, la primera población de esta etapa del Camino, donde la imagen de la Virgen Blanca ha sido especialmente interesante.
De Villalcázar pasemos a Carrión de los Condes denominada al mismo tiempo como Santa María de Carrión, en referencia a su espectacular iglesia. Destacado ha sido también el monasterio de San Zoilo, que cuenta con una magnífica portada románica, y la iglesia de Santiago. Ésta población cuenta así mismo con un hospital para peregrinos.

La etapa terminó en la población de Sahagún, fundada según la leyenda por Carlomagno, y famosa por su arquitectura del barro. De las nueve iglesias que hemos podido observar destacan especialmente la iglesia de San Tirso, la de San Lorenzo y el santuario de la Peregrina.
En definitiva un conjunto de experiencias difícilmente explicables, que continuaron después de una noche de descanso, y que no nos decepcionaron.


Obras analizadas:

- Iglesia de San Juan (Castrojeriz).
- Hospital de San Anton (Castrojeriz).
- Iglesia de San Martin (Frómista).
- Iglesia de Santiago (Carrión de los Condes).
- Monasterio de San Benito (Sahagún).