martes, 22 de abril de 2008

Última tutoría

Terminamos nuestra singladura en esta webquest, a falta del informe de autoevaluación.

Estudio sobre la Catedral de Santiago

-Historia constructiva de la catedral
-Evolución arquitectónica
-Pórtico de las Platerías
-Pórtico de la Gloria


Glosario o lista de términos del Arte Románico

Completado el fichero del itinerario por el Camino Francés

Glosario del Arte Románico

1. Acanto: (Escultura, simbología). Planta mediterránea parecido al cardo, cuyas hojas, ligeramente enrolladas en las puntas, se usaban como elementos decorativos en capiteles románicos, a imitación de los modelos corintios y tardo romanos.

2. Acequia: canal para la conducción del agua de riego.

3. Adarve: camino de ronda de la muralla puede estar defendido exteriormente sólo o también interiormente con sendos parapetos.

5. Albacara: recinto amurallado simple para guarecer tropas temporalmente, población o ganado. Cuentan con pocos elementos interiores tan sólo aljibes, abrevaderos y poco más.

6. Alcazaba: Recinto amurallado de un ciudad musulmana, que contenía la representación del político, militar, tropas, alto funcionariado; en general excelentemente defendida y rodeada de la ciudad propiamente dicha.

7. Arco apuntado: El formado por dos porciones de circunferencia formando una ojiva.

8. Barbacana: antemuro en sitios específicamente más débiles del muro principal o de una puerta, a partir del SXV, la barbacana prácticamente se convierte en una segunda muralla.

9. Basa: Pieza inferior de la columna que sirve de apoyo al resto.

10. Bastión: Torre adosada a la muralla que dificulta el asalto y hace más resistente la propia construcción.

11. Beato: Códice miniado, de los siglos VIII al XIII, que recoge los Comentarios que el Beato de Liébana escribió sobre el Apocalipsis.

12. Bóveda de crucería: La formada al cruzarse dos arcos apuntados y nervados.

13. Bulto redondo: La escultura de bulto redondo es aquella obra aislada visible desde todos los ángulos y que puede ser rodeada por el espectador. La escultura de bulto redondo se denomina también exenta.

14. Canon: En general, norma correcta y aceptada como clásica. Regla de las proporciones de la figura humana conforme al tipo ideal aceptado por los escultores griegos, dado que la máxima aspiración de los escultores griegos era la perfecta proporción dentro de un ideal naturalista.

15. Camisa: Mil. Parte de la muralla, hacia el campo, que solía revestirse con piedras o ladrillos de color claro.

16. Carboncillo: Palillo carbonizado que se usa para dibujar, sirviendo de lápiz blando.

17. Cimborrio: Torre, normalmente cilíndrica que sirve de base a la cúpula y descansa inmediatamente sobre los arcos torales.

18. Códice: (Del lat. codex, -ĭcis) Libro formado por la unión de varias membranas de pergamino.

19. Crismón: Monograma de Cristo formado por la X (ji) y la P (rho) entrelazadas.

20. Emporio: Lugar donde concurren para el comercio gentes de diversas naciones.

21. Estereometría: Técnica para la medición de los cuerpos en relieve. En escultura obra realizada para ser contemplada desde diversos ángulos o puntos de vista (ejemplo, El rapto de las Sabinas de Juan de Bolonia), lo contrario de la ley de frontalidad o frontalismo.

22. Foso Mil. Excavación profunda que circuye la fortaleza.

23. Grabado: Técnica que consiste en imprimir un dibujo sobre una materia dura. También se denomina así la estampa obtenida por ese procedimiento

24. Icono: Representación religiosa de pincel o relieve, usada en las iglesias cristianas orientales.

25. Intradós: Superficie interior cóncava de una dovela o arco.

26. Nártex: Pórtico interior a la entrada del templo.

27. Mediorelieve: Relieve que sobresale la mitad del bulto (ejemplo, Friso de las Panateneas del Partenón).

28. Miniatura: Pintura primorosa o de tamaño pequeño, hecha al temple sobre vitela o marfil, o al óleo sobre chapas metálicas o cartulinas.

29. Mosaico: Se dice de la obra taraceada de piedras o vidrios, generalmente de varios colores

30. Pantocrátor: En el arte bizantino y románico, representación del Salvador sentado, bendiciendo, y encuadrado en una curva cerrada en forma de almendra.

31. Perspectiva: La representación ficticia de la tercera dimensión se logra mediante la perspectiva, pero no hay una única forma de lograr este efecto, ya que a lo largo de la historia ha sido realizado mediante distintos medios:

32. Pintura al fresco: La que se hace en paredes y techos con colores disueltos en agua de cal y extendidos sobre una capa de estuco fresco.

33. Rastrillo: Estacada, verja o puerta de hierro que defiende la entrada de una fortaleza.

34. Relieve: El relieve es la modalidad escultórica en la que lo representado no aparece aislado, sino adherido a una superficie que le sirve de fondo, poseyendo unas características que lo acercan a la pintura.

35. Sedente: Cuando la figura representada (en pintura o, sobre todo, en escultura) aparece sentada. (Ejemplo: El Moisés de Miguel Ángel).

36. Sillar: Cada una de las piedras labradas por lo común en figura de paralelepípedo rectángulo que forman parte de una construcción de sillería.

37. Tejaroz: Alero volado sobre una portada.

38. Torso: Representación humana que carece de cabeza, brazos y piernas (ejemplo, Torso Belvedere).

39. Trasdós: Parte convexa de un arco o bóveda.

40. Yacente: Persona representada (en pintura o, sobre todo, en escultura) tendida, tumbada, generalmente muerta y esculpida sobre un sacrófago o sepulcro de inhumación. (Ejemplo: El Doncel de Sigüenza, obra de Sebastián de Almonacid a finales del siglo XV).

domingo, 20 de abril de 2008

Evolucion Arquitectonica de la Catedral de Santiago.

Evolucion arquitectonica de la catedral de santiago:

La construcción de la gran Catedral de Santiago de Compostela debió comenzar alrededor del año 1075, promovida por el obispo Diego Peláez y dirigida por el Maestro Esteban.

Este singular edificio es sucesor de otros anteriores que sirvieron para albergar y dignificar los restos del Apóstol descubiertos en "Compostela" (Campo de Estrellas) a comienzos del siglo IX, como las iglesias que en diferentes momentos mandaron construir los monarcas Alfonso II, Alfonso III y Bermudo II.

A lo largo de las décadas siguiente y ya bajo el auspicio de Diego Gelmírez las obras mantuvieron un ritmo intermitente en función de diferentes conflictos de la época.

Se puede decir que la mayor parte de la Catedral estaba construida hacia el 1122.

Como otras grandes catedrales en el Camino de Santiago de Francia (Tolouse, Conques...) el edificio se concibió como una armoniosa cruz latina de tres naves y crucero también de tres naves.

Los arcos formeros y fajones apoyan sobre pilares de sección cuadrada con cuatro semicolumnas adosadas con capiteles vegetales, muchos de ellos, pero algunos historiados de extraordinaria belleza.

La cabecera de la Catedral de Santiago de Compostela incorporaba girola y cinco capillas radiales.

Todo el alzado del templo se adornaba de tribuna por lo que el aspecto vertical y palaciego de la iglesia se intensificaba.

En los hastiales del crucero había fachadas y puertas monumentales. De la del norte (fachada de la Azabachería) sólo han quedado algunos restos.

Mejor conservada está la de las Platerías con sus dos grandes puertas y un mareante conjunto de esculturas en algunos casos colocadas anárquicamente.

El misterioso Maestro Mateo comenzó su intervención en 1168 y se ocupó de los últimos tramo de la nave y de la construcción de la cripta que soportaría el famoso y majestuoso Pórtico de la Gloria, además del coro del que han perdurado importantes piezas.

Este conjunto monumental creado como entrada occidental y principal de la catedral de Santiago de Compostela es uno de los más grandes monumentos románicos del mundo y paradigma de la evolución que durante la segunda mitad del siglo XII sufre el románico hacia el naturalismo gótico.

Lamentablemente, los aires barrocos del siglo XVIII desvirtuaron exteriormente la originalidad románica.

Se sustituyó la facha de la Azabachería y se cubrió la gran fachada occidental con la la del Obradoiro, entre otros muchos cambios y transformaciones que dificultan externamente intuir la grandeza de esta majestuosa catedral.

domingo, 30 de marzo de 2008

Historia constructiva de la Catedral de Santiago de Compostela

Alrededor del año 813, en tiempos del Rey de Asturias Alfonso II el Casto, un ermitaño cristiano llamado Paio le dijo al obispo gallego Teodomiro, de Iria Flavia (España), que había visto unas luces merodeando sobre un monte deshabitado. Hallaron una tumba donde se encontraba un cuerpo degollado con la cabeza bajo el brazo.

En torno al año 813, la "leyenda" explica que en tiempos del rey asturiano Alfonso II el Casto, el ermiñato Paio le dijo al obispo gallego Teodomiro que había visto unas luces sobre un monte deshabitado. En él, hallaron una tumba donde se encontraba un cuerpo degollado con la cabeza bajo el brazo. Esto dió pie, junto a los ciclos de la épica hispana (invención de la aparición de Santiago en la batalla de Clavijo, lo que supuso el comienzo de la advocación del "Santiago Matamoros", para elaborar un relato según el cual el apóstol Santiago el Mayor habría visitado España, y los restos encontrados se le correspondería. Esto dió al rey un doble beneficio. Por un lado, la aglutinación de sus territorios bajo la protección del apóstol, y por otra parte la cristianización de la "vía del Finisterre", por la que pronto comenzaría una peregrinación hacia la tumba del presunto apóstol.

Así, sobre un lugar prácticamente deshabitado donde se encontraba una necrópolis dolménica, se edificará en el siglo IX un templo primigenio para contener los restos del "apóstol", iniciándose el fenómeno de la peregrinación. Esta pequeña basílica de tres naves y ábside cuadrangular se comenzaría a construir la catedral a finales del siglo XI. La obra se proyectará desde sus cimientos con el doble propósito de albergar las reliquias del apóstol y disponer de un espacio lo suficientemente grande como para poder dar cabida al gran número de peregrinos que se desplazaba a Santiago para venerarlas.

La construcción de la Catedral comenzó en torno al año 1075, promovida por el obispo Diego Peláez y dirigida por el Maestro Esteban. Durante de las décadas siguientes y bajo los auspicios de Diego Gelmírez, las obras se mantuvieron pese a los conflictos de la época, y la catedral fue terminada en su mayor parte hacia el año 1122. Las obras, que se dilataron durante un período de 150 años, se dividen en dos períodos fundamentales, que se pueden rastrear muy bien gracias a dos textos alusivos a las mismas (el Codex Calixtinus y la Historia Compostelana):

- Desde 1075 a 1122: Con el Inicio de la fábrica bajo los obispados de don Diego Peláez y don Diego Gelmírez.
- Últimas décadas del siglo XII y primeras del XIII: Cuando se concluye el taller encabezado por el maestro Mateo.

Existe, no obstante, un último período de remodelaciones en la catedral, que se enmarca en la llamada "segunda edad de oro de la peregrinación a Compostela", entre los siglos XVII y XVIII debido a la afluencia de peregrinos franceses. Durante estos siglos y hasta el XVIII, van a remodelarse algunas de las fábricas medievales como la cercana San Martín de Pínaro, el también cercano Monasterio de San Payo de Antealtares y la fachada principal de la catedral que mira hacia la plaza del Obradoiro, donde trabajaron numerosos picapedreros que dieron a esta fachada su actual y marcado carácter barroco.

jueves, 27 de marzo de 2008



En primer lugar tenemos que destacar el portico de las Platerias:


Da acceso hacia la nave transversal del sur de la catedral. Sus esculturas, del siglo XI son producto de maestros tolosanos y provienen en parte de la destruida puerta norte. El nombre se le debe a que en la placita, Plaza de las Platerías en que se ubica, trabajaban los orfebres (plateros).


En esta plaza se sitúa también la Fuente de los Caballos y al final de una escalinata del siglo XVIII, se alza esta fachada que es la más antigua de la catedral. A la izquierda, el término occidental del claustro de estilo plateresco; la Torre del Reloj.


Los dos pórticos de la derecha datan del año 1103 y las esculturas pertenecen a varias épocas. El tímpano de la portada derecha presenta escenas de la Vida de Jesús y el de la izquierda muestra la Tentación de Jesús en el desierto y la mujer adúltera.

En el centro de las imágenes de encima del tímpano se encuentra la obra cumbre del creador de la puerta de las Platerías, la que muestra a Cristo Salvador, y junto a ella, marcadamente resaltada, Santiago el Mayor.


Esta portada es una muestra de la rica iconografía románica de la época gloriosa de Compostela.
Al lado está la Torre del Reloj. Desde otra perspectiva de la Plaza se ve el pórtico de los Reyes, de mediados del siglo XVII.

El orden en el que se distribuyen las figuras no corresponde con la distribución primitiva. Los tímpanos no han sufrido modificación, conteniendo escenas del Nuevo Testamento. En el tímpano de la izquierda el lugar principal corresponde a la Tentaciones de Cristo, ocupando un espacio destacado la adúltera que tiene entre sus manos la cabeza de su amante que ha sido cortada por su marido. En el tímpano de la derecha encontramos como temas principales el Prendimiento, la Flagelación y la Coronación. En los estribos que flanquean la portada hallamos personajes y escenas del Antiguo Testamento, entre los que sobresale la figura de David. En las enjutas de los arcos se sitúan ángeles trompeteros, como si de un Juicio Final se tratara. El centro de esta zona está ocupado por las figuras del Salvador y Santiago, relacionado el primero con el círculo del Maestro Mateo, alrededor de un amplio número de personajes de los que sólo algunos se disponen originalmente.

En cuanto a la fachada norte de la catedral o de Azabachería;




En el siglo XVII, tras producirse un incendio, se desmanteló la antigua portada románica. Algunos relieves están hoy en la portada de Platerías. Se llamaba Puerta del Paraíso y por ella entraban los peregrinos. Es del siglo XVIII. Destaca en la coronación la estatua de Santiago y 2 reyes orantes: Alfonso III y Ordoño II, a sus pies. En el centro se ve la estatua de la Fe.

lunes, 24 de marzo de 2008

El Pórtico de la Gloria.

- Introducción.

Pórtico de la Gloria, nombre con que se conoce una de las puertas de la catedral de Santiago de Compostela en España, obra maestra del arte románico por la calidad de su decoración escultórica y la importancia del programa iconográfico.

Las obras de construcción del pórtico, realizado en mármol y granito, comenzaron hacia 1168 siendo obispo de la localidad gallega de Compostela Pedro Gudesteiz, y se terminaron en 1188 bajo el arzobispado de Pedro Suárez de Deza. El pórtico se eleva sobre una cripta y su distribución tripartita corresponde a la organización en tres naves de la planta de la catedral. Su autor fue el maestro Mateo, arquitecto y escultor, que se cree trabajó en Galicia desde 1168 hasta 1188.


El portico de la Gloria


En líneas generales, sus rasgos más característicos son:

La fachada exterior del pórtico desapareció en el siglo XVIII cuando fue sustituida por la actual, obra barroca de Fernando Casas y Novoa. En la fachada interior dos arcos flanquean otro central con parteluz, de mayor tamaño. La organización del conjunto no tiene precedentes hispanos, mostrando una clara influencia de modelos franceses, en especial del monasterio benedictino de la Magdalena en Vézelay.

En el gran tímpano central aparece representado el Salvador mostrando sus llagas, en actitud majestuosa, rodeado por los cuatro evangelistas con sus respectivos símbolos y ángeles con los instrumentos de la pasión, mientras los ancianos del Apocalipsis ocupan la arquivolta.

Una columna de cuádruple fuste define el parteluz sobre el que se encuentra la estatua sedente del apóstol Santiago, apoyado en un báculo y coronado por un nimbo con piedras engarzadas. En las jambas puede admirarse un magnífico conjunto de apóstoles y profetas, que parecen conversar entre sí, anunciando ya la estética del arte gótico.

La arcada izquierda del pórtico posee una decoración escultórica dedicada a la Ley de Moisés y la derecha al Juicio Final. Este pórtico, cuyas figuras aún conservan restos de policromía, ejerció una intensa influencia en ejemplos posteriores, como en la catedral de Chartres o en la de Lausana.

- Descripción del Pórtico de la Gloria.

Del Maestro Mateo, como de la mayoría de los artistas medievales, se sabe muy poco. En un documento de 1168 aparece como constructor del pórtico de la catedral de Santiago de Compostela y también en inscripciones del propio pórtico se le vuelve a citar como maestro de la obra a su finalización en al año 1188.


Detalle del Portico


Mateo se encargó de terminar los pies de las naves de la catedral de Santiago con su correspondiente triforio, construir la cripta que permitiese alargar dichas naves salvando el desnivel del terreno y construir el citado Pórtico de la Gloria.

Para algunos autores Mateo debió destruir el pórtico original ya terminado de la fachada y alargar las naves. Para otros, simplemente tal fachada no existía y consideran falsas las referencias del Codex Calixtinus sobre este conjunto monumental previo.

El Pórtico de la Gloria es una construcción basada en tres arcos, siendo mayor el central. Su iconografía se basa en el Apocalipsis de San Juan. En el tímpano del gran arco central aparece Cristo en majestad rodeado del Tetramorfos además de una serie de ángeles con los instrumentos de la pasión: la columna, la Cruz, la corona de espinas, los cuatro clavos y la lanza; un pergamino (sentencia de Pilatos) y una jarra (lavatorio de manos), y por último una caña, esponja y un pergamino en que probablemente se leyó la inscripción INRI.

Rodeando a los Evangelistas aparece una multitud de personajes de menor tamaño que representan a las 12 tribus de Israel y la turba celeste.

Por encima, en una de las arquivoltas aparecen los 24 ancianos con instrumentos musicales como e indica en el Apocalipsis. Son éstas figuras de gran realismo y movilidad. Incluso, los ancianos músicos hacen escorzos con sus cabezas para poder mirarse. El realismo de los instrumentos ha permitido su reconstrucción actual para intentar reproducir lo más fielmente los sonidos de la música de la época.

Si la parte alta del pórtico se representa la Jerusalén celeste, el nexo de unión con la tierra la representan las estatuas columna con las esculturas de grandes profetas y apóstoles del Antiguo y Nuevos Testamento (Moisés, Isaías; Daniel, Jeremías, San Pedro, San Pablo, San Juan, etc.)
El gran tímpano central antes descrito está sostenido por un parteluz. Arranca como columna de mármol con el árbol de Jesé (genealogía de Cristo) desde Adán hasta María y por último la Santísima Trinidad.

La columna central del pórtico sostiene de forma llamativa la estatua sedente del Apóstol Santiago, como patrono, acogiendo a los peregrinos.

La pequeña estatua de la parte posterior del parteluz se ha asociado siempre al Maestro Mateo arrodillado mirando hacia el interior del templo. En gallego se conoce esta estatua: "Santo dos Croques" por la costumbre de chocar las cabezas de los estudiantes.

Los dos arcos laterales, actualmente sin tímpano, aunque se cree que pudo tenerlos, llevan figuras con las escenas del Paraíso, Adán y Eva y el cautiverio de d las tribus de Israel y en el otro escenas del Juicio Final con expresivas imágenes del infierno

Este conjunto monumental creado como entrada occidental y principal de la catedral es uno de los más grandes monumentos medievales del mundo y paradigma de la evolución que durante la segunda mitad del siglo XII sufre el románico hacia el naturalismo gótico.

Es claro que tan magna obra no pudo realizarse por un solo hombre sino por un taller dirigido por el propio mateo Se perciben diferencias de calidad en muchas de sus partes. Si el Pantrocrátor o las figuras de las estatuas columna se han atribuido siempre a la maestra mano de mateo, los ángeles y evangelistas del tímpano parecen ser obra de discípulos del taller.

martes, 11 de marzo de 2008

Itinerario por el románico español

En el año 1182, cuatro viajeros caminaron hacia Santiago, recorriendo el camino hacia la tumba del Apóstol. Este es el relato de su viaje:

1ª Jornada: De Puente la Reina a Nájera
2ª Jornada: De Nájera a Burgos
3ª Jornada: De Burgos a Frómista
4ª Jornada: De Frómista a Sahagún

5ª Jornada: De Sahagún a León
6ª Jornada: De León a Rebenal del Camino

7ª Jornada: De Rebenal del Camino a Villafranca del Bierzo
8ª Jornada: De Villafranca del Bierzo a Triacastela

9ª Jornada: De Triacastela a Palas del Rey
y 10ª Jornada: De Palas del Rey a Santiago de Composte
la

Etapas 9 y 10ª

9º Etapa: De triacastela a Palas del Rey
10ª Etapa de Palas del Rey a Santiago.

Año 1182 de nuestro señor Jesucristo, comienza nuestra "odisea":

Ante todo explicar el motivo por el cual un rico comerciante de marmol, se dedica a realizar un viaje de peregrinación por las lejanas tierras que nos ocupan. Principalmente el motivo que me mueve es la Fé, Fé en nuestro Señor Jesucristo y en su obra y milagros; por tanto no podía dejar pasar una oportunidad así, recorrer el mismo camino que Santiago un elegido por el mismo Cristo nuestro Señor y aun es más poder estar frente a los restos de uno de los padres fundadores de la Iglesia Cristiana.

En el viaje me parecieron especialmente remarcables dos etapas, etapas donde las haya que marcaron a mi juicio todo el viaje y eclipsaron lo que había visto hasta ahora en mi lugar de procedencia, ni siquiera en la suntuosa Flandes vi riqueza arquitectónica igual.

Empezamos nuestra andanza en una posada de Triacastela, tras pasar la noche en esta y habiendo estado preparado nuestros pertrechos hasta altas horas de la madrugada partimos por la mañana antes de que el alba despuntase en lo alto del cielo.

Aun no había demasiado bullicio, para nuestra suerte no era dia de mercado y los artesanos aun no habían abierto sus negocios, salimos sin ningún retraso, sabíamos que la etapa que nos aguardaba era especialmente dura y teníamos el propósito de llegar al monasterio de de San Julián de Samos en torno a las 12 del medio día.

En la ciudad de Samos y más concretamente en el Monasterio, a nuestra llegada nos trataron con suma hospitalidad y nos permitieron entrar a comer y reponer un poco las fuerzas para la jornada de viaje que todavía quedaba por delante.

El monasterio estaba rodeado por un río, al que los monjes nos dijeron llamaban Ouribio, se trataba de un monasterio de benedictinos. El prior nos contó bastantes cosas acerca de su historia fundacional y de cómo S. Martín Dumiense lo fundó en el siglo VI.

Según algunos monjes eruditos, y estudiosos que andaban por el refectorio el obispo de Lugo Ermefredo restauró el monasterio en el año 655 y restableció la vida monástica bajo la regla de san Fructuoso. Durante la invasión árabe fue destruido y abandonado. Hacia el año 760 lo restauró Fruela I, albergando en él monjes procedentes del monasterio Agaliense de Toledo, con el abad Argerico y su hermana Sara a la cabeza. El hijo de Fruela, Alfonso II el Casto, que se había refugiado aquí algún tiempo, confirmó a los monjes, el 11 de junio del 811, las donaciones que había realizado su padre.

Cuarenta años más tarde, Ramiro I lo repobló de nuevo con monjes huidos de Andalucía. Puso al frente de la comunidad al abad cordobés Fatalis. Nuevas donaciones de Ordoño I al abad Ofilón.

A comienzos del siglo X, el obispo Ero de Lugo intentó hacerse con el control del cenobio, que quedó reducido a una simple parroquia. Pero el rey Ordoño II consiguió salvarlo de la crisis y lo revitalizó gracias a la llegada de nuevos monjes procedentes del monasterio de Penamaior. Desde el año 960, al menos, la comunidad de Samos vivió bajo la regla de san Benito.

Se trataba de una historia ciertamente interesante pero lo realmente espectacular no era como este pequeño monasterio había sobrevivido a lo largo de toda su vida, sino la gran belleza arquitectónica para nada comparable a lo que hasta ahora habia visto en Italia.

Contaba con un refectorio que era donde normalmente se podía comer y una serie de estancias para descansar del duro trayecto. Nos permitieron descansar sobre una cama habituada a tal efecto, sin embargo un dato curiosos que llamó mi atención es que no todos eramos dispuestos para descansar en el mismo lugar, a los peregrinos mas humildes se les conducía hacia una especie de construcción destinada a ellos.

Tras descansar plácidamente del duro trayecto, retomamos nuestro viaje, no sin antes agradecer a los monjes su hospitalidad, por ello en calidad de donativo entregue una bolsa de maravedís, no demasiado grande ni demasiado pequeña a fin de que prosperaran y la deuda fuera saldada.

Tras aceptar el donativo nos despidieron amablemente y marchamos hacia nuestra siguiente parada la legendaria Sarria, y digo legendaría porque las gentes rumoreaban que se trataba de una ciudad vigente desde el mismo imperio romano, su naturaleza y vegetación recordaban a mi añorada Italia, la humedad en el aire de Flandes; sin embargo lo más impresionante fue la ciudad, donde visitamos la capilla del Salvador, situada a unos 150 metros del conjunto monástico.

Se trataba de un oratorio privado que servía al mismo tiempo como iglesia funeraria, tambien era una capilla para uso de los forasteros que se alojaran en el monasterio.

Seguimos avanzando y llegamos a Barbadelo, donde llamó nuestra atención la Iglesia de Santiago.
Imponente construcción donde las haya y con una belleza arquitectónica fuera de sí, en la que su portada nos produjo una grata impresión y nos obligo a contemplarla embelesados durante largo rato, como si el tiempo avanzase cada vez más despacio.

Tras esta visita continuamos hacia Portomarín, donde pudimos deleitarnos con su belleza arquitectónica fue donado e n el 993, por Bermudo II a la iglesia de Santiago tal y como nos informaron us gentes. Desde aquí llegaríamos a Palas del Rey donde realizariamos una parada en nuestro viaje.

Palas del Rey era un prospero burgo situado junto al camino de los peregrinos, sin embargo pese a su belleza es criticable lo poco recatado de sus mujeres que salían a nuestro encuentro con una actitud un tanto lasciva, probablemente debiera tratarse de prostitutas buscando hacer negocio con los peregrinos que frecuentaban la zona.

Ignorando este suceso en el camino entre Palas del Rey y Portomarín; a nuestra llegada descansamos en un hospicio.

de Palas del Rey a Santiago:

Por la mañana bien temprano partimos, nuestra epopeya se acercaba a su fin y pronto se elevaría ante nosotros la gran ciudad de Santiago.

Palas del Rey poseía una configuración un tanto peculiar, poseía una gran iglesia, llamada S.Tirso y no muy lejos una zona conocida como Campo dos Romeiros donde los peregrinos se reunieron para comenzar la ultima jornada que les llevaría a Santiago, a no mucha distancia de este lugar se encontraba el antiguo monasterio de San Salvador de Vilar de Donas, perteneciente a la Orden de Santiago.

Tras esta peculiar costumbre, a la que en mi patria Italia no estamos para nada acostumbrados partimos en nuestra última etapa de viaje hacia el destino soñado.

La primera ciudad a la que llegamos fue Mellid un lugar importante en el Camino, ya que estaba emplazada en el punto de enlace entre su principal arteria y la que recorrían algunos peregrinos para dirigirse a Oviedo a venerar las reliquias que atesoraba el Arca Santa. Allí eran destacables las iglesias de San Pedro y Santa María

Continuamos avanzando hasta llegar a Lavacolla, situada muy cerca de nuestro destino final, esta ciudad debe su nombre al río Lavamentula. Allí nos aseamos y lavamos antes de dirigirnos al santuario del Apóstol.

De esta población pasamos a Monte del Gozo Llamado también Monte San Marcos o Monte del Monjoi o Monte Gaudii, desde allí contemplamos la gran ciudad de Santiago, sus mercados, su población urbana...

Aquí se encontraba una capilla dedicada a la Santa y Reverencial Cruz, construida por Gelmírez en 1105. En la capilla nos postramos en señal de agradecimiento por haber llegado hasta aquí. Desde este punto tras un breve recorrido finalmente llegamos a la ansiada Santiago, lugar donde se decía se habían encontrado los restos del apóstol y estaba pronosticada la construcción de una gran basílica.

Allí nos esperaba el gran maestro Mateo, que nos comenzó a instruir acerca de su proyecto y de los complejos entresijos de esta modalidad tan peculiar de arte.


Obras analizadas.

Monasterio de Samos (Samos)
Capilla del Salvador (Sarria)
Iglesia de Santiago (Barbadelo)
Iglesia de Santa María (Mellid)
Capilla a la Santa y Reverencial Cruz (Monte del Monjoii)

domingo, 9 de marzo de 2008

Diario de viaje (5ª y 6ª jornada)

5ª Jornada: De Sahagún a León
6ª Jornada: De León a Rebenal del Camino

Robert de Arbrissel.

En el año 1128 decidimos hacer la ruta del Camino de Santiago que coincidía con el día 14 de Pascua de Resurrección.

Partimos en esta etapa a las 6.30 de la mañana y llegamos a las 8.30 a Mansilla de las Mulas, un bonito pueblo que tiene sus orígenes en un núcleo de población que se estableció en el S.X junto al río Esla, con el nombre de Mansilla de illa Ponte. Centro agrícola, la importancia de esta villa se acentúa por su situación en el Camino de Santiago. A ello se debe su propaganda y desarrollo de su economía.

Nos paramos a tomar un refrigerio y emprendimos el camino de regreso hacia León pero nos desplazamos por su encanto a Sandoval, no quisimos perder mucho tiempo y emprendimos el camino pero antes visitamos el paraje donde se construiría su monasterio años después, que sería fundado 1167 por el Conde Ponce de Minerva y su esposa doña Estefanía Ramírez.

Después del almuerzo y descansar nos fuimos a Miguel de Escalada, que está a más de diez kilómetros al oriente de Mansilla de las Mulas. Y pudimos ver la iglesia de un antiguo monasterio prebedictino junto a su galería meridional de arcos de herradura.

Luego nos dirigimos hacia León donde debido a la falta de tiempo solo pudimos disfrutar de unos pocos monumentos entre ellos termas y otros edificios públicos, en tiempo después se erigiría la Catedral de León, pudimos percibir el trazado de sus murallas romanas de León, la ciudad había sido repoblada años antes, recibió fueros años atras y disfrutaba ahora de una prosperidad.

Visitamos Santa María del Camino, esta zona nos llamo la atención porque disponía de una gran asistencia hospitalaria. Vimos su Catedral consagrada a Santa María de Regla, y después y algunas abadías almorzamos allí y nos hospedamos en el de San Marcos para pasar la noche allí antes de comenzar la sexta etapa al día siguiente.

A la la mañana siguiente partimos y pasamos cerca donde se construiría siglos más tarde el Puente de Orbigo, era una población situada en la orilla izquierda del río Órbigo, se fundó con el nombre de Puente de Órbigo, durante la segunda mitad del siglo XII.

Tuvimos que cruzar el río en una barca y una vez que cruzamos nos llegamos a un hospital para que nos curasen las rozaduras de los pies del camino de las largas etapas.

Luego pasamos por Astorga su importancia en la antigua red de comunicaciones y su situación próxima a Santiago de Compostela propiciaron que se convirtiera en un hito indispensable en la ruta jacobea desde los inicios de las peregrinaciones.

Nos pasamos por la catedral, la iglesia de Santa María. Los reyes Alfonso VI y Constanza de Borgoña patrocinan la construcción de una catedral más espaciosa en 1080-1093.
Tras un breve parada remontamos el camino hacia el pueblo Castrello de Polvazares, población de la comarca leonesa de la Maragatería. Aunque no se destaca ningún monumento en particular nos llamó su forma sobria y recia de la arquitectura popular realizada en piedra.
Y finalmente nos fuimos a Ravenal del camino y nos hospedamos en el hospital de peregrinos, nos dio tiempo a visitar la parroquia y la Iglesia.

Esta localidad de casonas macizas de piedra sirvió de a de los Templarios de Ponferrada para proteger a los peregrinos hasta su llegada al Bierzovanzadilla.


Obras analizadas:

-Monasterio de San Miguel Escalada
-Puente de Orbigo
-La catedral de Santa María de Astorga.
-Monasterio de Sandoval

jueves, 6 de marzo de 2008

Diario de Viaje (3ª y 4ª jornada).

3ª. De Burgos a Frómista.
4ª. De Frómista a
Sahagún.

Bertrand de Born. Diario.

En el viaje por el camino de Santiago me han llamado especialmente la atención varias paradas. Algunas de ellas se encontraban insertadas en la jornada que trascurrió desde Burgos hasta llegar a la localidad de Frómista, pasando por Castrojeriz y Boadilla del Camino.

Atrás ha quedado la magnífica ciudad de Burgos, su catedral, su curioso papamoscas y el pendón de las Navas; nos adentramos en poblaciones más pequeñas, pero no por ello menos ricas en la cantidad de obras que puedo observar ante mí.

Nuestra primera parada de peregrinos en ésta nueva etapa ha sido Castrojeriz, un antiguo poblado de origen celtibérico, posteriormente romanizado, que se desarrolló a partir del siglo X. Tiene una posición privilegiada en la red viaria del camino, con el plano de la ciudad adaptado al mismo: la calle principal, o calle Real, de aproximadamente un kilómetro y medio. Así el Hospital de San Antón, el de San Nicolás y la iglesia de San Juan, y la imagen de la Virgen del Manzano, en la colegiata que lleva su nombre.

El camino continuó hacia Boadilla del Camino, población palentina donde ha sido bastante curiosa la presencia de un hospital para peregrinos. Junto a la iglesia, se encuentra su famoso rollo o picota jurisdiccional que alcanza una altura que supera los siete metros, utilizado para impartir justicia pública. Sobre cinco escalones se yergue el pilar octogonal, profusamente exornado con molduras, rosetas y conchas; estas últimas, en clara alusión al camino jacobeo. Sobre dicho fuste, descansa un gran capitel formado por dos bandas decoradas con cuatro cabezas de leones, junto a otros motivos vegetales, figurillas humanas y algunos animalillos de carácter fantástico. Se remata la picota con una rica crestería y una macolla central.

Finalmente paramos en Frómista, y en cuya iglesia y monasterio de San Martín ha conferido a ésta ciudad una gran importancia, así como por su privilegiada situación en una encrucijada de caminos, por lo que la actividad que hemos podido observar era imparable, sobre todo en el barrio de San Martín.

Tras una noche de descanso pudimos continuar la marcha, partiendo desde Frómista hasta Sahagún, pasando por Villarcázar de Sirga y Carrión de los Condes.

En la cerealista comarca de Tierra de Campos se halla Villasirga, la primera población de esta etapa del Camino, donde la imagen de la Virgen Blanca ha sido especialmente interesante.
De Villalcázar pasemos a Carrión de los Condes denominada al mismo tiempo como Santa María de Carrión, en referencia a su espectacular iglesia. Destacado ha sido también el monasterio de San Zoilo, que cuenta con una magnífica portada románica, y la iglesia de Santiago. Ésta población cuenta así mismo con un hospital para peregrinos.

La etapa terminó en la población de Sahagún, fundada según la leyenda por Carlomagno, y famosa por su arquitectura del barro. De las nueve iglesias que hemos podido observar destacan especialmente la iglesia de San Tirso, la de San Lorenzo y el santuario de la Peregrina.
En definitiva un conjunto de experiencias difícilmente explicables, que continuaron después de una noche de descanso, y que no nos decepcionaron.


Obras analizadas:

- Iglesia de San Juan (Castrojeriz).
- Hospital de San Anton (Castrojeriz).
- Iglesia de San Martin (Frómista).
- Iglesia de Santiago (Carrión de los Condes).
- Monasterio de San Benito (Sahagún).

lunes, 25 de febrero de 2008

Diario de Viaje (7ª y 8ª jornada)

-7ª Jornada: De Rebenal del Camino a Villafranca del Bierzo
-8ª Jornada: De Villafranca del Bierzo a
Triacastela


Extraído de las Crónicas del rey Balduíno II (c.1145)

Sencillo y fatigoso es el caminar del peregrino que espera, ansía, llegar a su destino: el hospedaje concurrido y sencillo, donde le aguarda un plato de caldo, chacinas u olla del país, y un dormir reposado por lo largo de su caminar.

Mis pecados eran numerosos, como los de todo cristiano. Cabría decir que jamás he conocido a hombre alguno que esté libre de pecado, tal y como dicen nuestras sagradas escrituras, y pregonan en el púlpito los sacerdotes. Ni siquiera ellos, como la vida me había demostrado, están exentos de los más elementales pecados que mortifican y atenazan el alma de todos los hombres mortales que descienden de Eva, y temen a Dios. Sin embargo, Dios concede a algunos hombres, seglares o tonsurados, un especial halo de diáfana clarividencia, un superior uso de una innata capacidad para escrutar el alma de Dios. Eso recordaba, cuando sentí el frío de la piedra en mi mano, antes de colocarla en el montículo junto a las demás. Los ojos de Bernardo de Claraval, escrutándome, calmos y francos, en la semipenumbra de su celda en la abadía de Fontenoy. "Tu penitencia es doble, ya que debes pedir mucho a Dios. El ser rey, si es como se debe, no es sino una pesada carga que trae consigo la corona". Luego, mirando através del enrejado ventanuco hacia el huerto donde dos hermanos legos removían la tierra con las azadas, concluyó: "Ve como caballero, y peregrino, pues así será doble de fatigoso tu caminar, y mayor la penitencia. Volverás, con la ayuda de Dios, preparado para ser rey de la más santa de las ciudades".

Una ráfaga de aire frío me sacó de mis pensamientos, cuando otro solitario peregrino depositó otra piedra sobre el milladoiro del monte Irago, mirando con recelo la silueta de mi espada que colgaba de mi hombro, bajo el hábito de peregrino sobre el que cubría la cota de mallas, el cinturón y mis otros arreos de caballero, incluída la sobreveste de la Orden del Santo Sepulcro. Como había dicho el abad del Císter, mi penitencia debía ser doble. Entonces, giré la vista y miré al camino por andar, siguiendo a la silueta de aquel hombre mientras nos saludaban las primeras luces del alba.

Dieron las nueve, casi las diez de la mañana, cuando mis pasos me llevaron através del puente que el obispo Osmundo estaba mandado reforzar con ciertas piezas de hierro, a cuyos constructores me detuve a mirar durante largo rato, curioso en extremo. La iglesia de san Pedro, junto al puente, ofrecía cobijo y comida al peregrino, y en sus puertas recibí una escudilla de caldo con garbanzos y algo de pollo que fue de agradecer para mi maltrecho estómago. Descansé un momento en las escaleras, evitando penetrar en el templo y distraerme, sin duda, en la contemplación de sus imágenes, pinturas y retablos, comulgando en misa con el Señor. Intuía que en aquel largo día tendría oportunidad para hacerlo en algún otro sitio, y a otra hora. Así pues, tras un merecido respiro continué caminando y pasé por el puente y la entrada del hospital de San Lázaro, donde las pobres almas acudirían sin duda, como en tantos otros hospitales, intentando encontrar un último reposo, terrenal y espiritual, antes de expirar ante la gravedad de sus dolencias.


Fue poco después cuando, mezclados con la gente de la plaza donde se había dispuesto un mercado, más vigilantes y aguileños, distinguí la figura de ciertos caballeros templarios, que me hizo comprender quienes eran los moradores del viejo castillo construído en la ciudad. Su presencia me hizo evocar a mis experiencias en Tierra Santa, y me recordó que en Hispania no era necesario irse a los Santos Lugares para tener al infiel acechante en las fronteras, y proteger a los peregrinos. Ellos tenían sus propios enemigos, a los que las gentes del lugar llamaban "moros", en un tono que oscilaba entre la más átona de las normalidades al rencor y la desconfianza más hondas. Evité, pues, a tan esforzados caballeros y proseguí mi caminar hacia Cacabellos.

Sin embargo, a la salida del pueblo un turcoplero del templo me hizo detenerme. Un caballero, a mi espalda, vigilaba que no hiciera nada raro a su superior, ni tratara de huir. Inquisitivo fue aquel hombre, preguntándome que qué clase de peregrino iba yo, tan armado de espada y relumbrando los pedazos de cota bajo el ropón, y si es que no iba buscando a quien asaltar por el camino. Respondí, con humildad, que era tan solo un peregrino a quien habían impuesto esa pena. No convencidos por mi argumento, me ordenaron despojarme del arma y del hábito de peregrino, quedando luego muy sorprendidos al ver que era, como ellos, caballero de una Orden Militar, y más del Santo Sepulcro. Preguntáronme el nombre, y me hicieron agasajo y reverencia al saber de quien era hermano, y que no mentía. Rechacé con frugalidad sus ofrecimientos, y tan solo pedí permiso para ponerme de nuevo el hábito y echarme el talabarte al hombro, prosiguiendo mi camino, lo cual entendieron como buenos cristianos y siervos del Señor, dejándome seguir.

Sería mediodía, o poco más, cuando tras este breve encuentro llegué a Cacabelos, en cuya parroquia de Nuestra Señora de la Plaza oí misa en silencio y perdido en mis pensamientos, comulgando y comiendo algo de la caridad antes de seguir mis pasos, más cansado tras una mañana de largo andar, hacia Carracedo, ante cuyo monasterio me detuve, atraído por los cánticos de los monjes entonando aquel Kyrie Eleison que me hizo incarme de rodillas y santiguarme, rezando un padre nuestro y cantando con ellos, y pese a que no me escucharan, el Te Deum antes de proseguir, dejando atrás las pétreas y grisáceas paredes del monasterio de la regla benedictina.

Atardeció ya, muriendo el sol tras las montañas, cuando siguiendo el río Bubia llegué hasta Villafranca del Bierzo, importante ciudad que, como todas las otras, había crecido al calor de aquella fila de hormigas que eran los peregrinos, tan ansiosos por pagar indulgencias y ver reliquias por unos cuantos morabitinos. Tuve ocasión de sentirme como en mi propia tierra, ya que según me dijo un anciano del lugar, había un hospicio para gentes de la Francia, amén de un importante templo, el cual no dejé de visitar, llamado por los hombres de iglesia "Santa María de Vico Francorum", escuchando misa nuevamente en la cercana Iglesia de Santiago, ya tocando el campanario la hora de completas.


Recogíme pues al final de este largo día en el hospicio, donde tuve ocasión de conversar con otros peregrinos de mi nación, intercambiando con ellos impresiones acerca de los españoles y lo que de camino a Santiago habíamos visto, así como nuestros votos (aunque alguno había con voto de silencio, y poco pudimos hablar con él, más que con sonrisas y graves asentimientos). Fuime a dormir sobre el camastro, dolorido por tantos días vistiendo cota y gambesón, cual si estuviera en plena campaña contra los turcos, pero de tan cansado, quédeme enseguida dormido.

Desperté al canto del gallo, caminando con el primer clarear del día hacia El Cebrero, fatigosa senda ante la que hube de animarme comiendo una manzana que tomé de la linde del camino, y aunque no estaba del todo madura, me dió fuerzas para proseguir el pesado ascenso. El frío se hizo cortante, casi lacerante, aunque el peso de mis armas me hizo sudar, y resbalé y caí no menos de dos veces por las piedras del camino, quedando dolorido. Ascendí, no obstante, hasta el lugar, al que llegué pasado el mediodía y con hambre lobuna fuime sin dilación hasta la hospedería, que llevaban unos hermanos franceses del Císter con los que tuve ocasión de hablar. Ya más repuesto, oí la misa de nona en el interior de sus rojizas paredes del templo local, que me pareció de hechura sobria y apropiada para el peregrino.

Haciendo fuerzas, proseguí mi caminar en mi undécimo día hacia Triascatela, donde llegué al anochecer y dolorido en los pies por la subida y la bajada de tan fragosas sierras. Allí, como decía el libro de los peregrinos que tuve ocasión de leer, tomé y guardé una piedra para llevar a Castañeda, para hacer cal para las obras de la basílica del Apóstol Santiago. Oí misa en su iglesia, a la salida de la cual me abordó cierto emisario de un hospedero de Santiago, recomendándome un buen lugar donde descansar. Fuíme allí, curioso, para descubrir con desagrado que me querían vender recuerdos por mal precio, cambiándome la moneda a menor valor. Fuíme de allí, a pesar de lo tardío de la hora, y casi hube de echar mano a la espada para que aquel mercachifle (aún me sonrío al recordarlo, aunque vergüenza debería darle) no consiguiera retenerme allí aquella noche, y hacerme pagar caro el hospedaje.

Dormí, sin más contratiempo, en una hostería cercana, donde no tuve más problema que la intensidad de los ronquidos de los que allí conmigo durmieron.

Obras a analizar:

-Castillo de Ponferrada
-Monasterio de Cacabelos
-Iglesia de Santiago (Villafranca del Bierzo)
-Iglesia de El Cebrero
-Imagen de Nuestra Señora de la Encina (Ponferrada)

domingo, 13 de enero de 2008

Contextualizacion de la Edad Media

Contextualización y características de la Edad Media:

La Edad Media es un amplísimo periodo histórico qu abarca más de un milenio. Aunque en ocasiones no hay pleno acuerdo sobre las fechas que dan comienzo y final de esta etapa, normalmente, y por cuestión de convención, se sitúa entre la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 y el descubrimiento de América en 1492.

Estas fechas tienen la suficiente relevancia histórica para acotar conceptualmente la Edad Media pero lógicamente no son más que simples referencias, pues la historia que es multidimensional (política, sociedad, cultura, espiritualidad, etc.) no puede acotarse de forma tajante mediante hechos concretos por muy importantes que sean.

El propio nombre de Edad Media, como otros muchos que se emplean para designar movimientos artísticos de este periodo, no es otra cosa que una denominación peyorativa y descalificante que inventaron los hombres del "Renacimiento" para designar lo que ellos consideraban una etapa oscura y de transición entre el gran mundo grecorromano y la recuperación del Clasicismo en los siglos XV y XVI.

Así, la Edad Media sería una especie de túnel de barbarie e incivilización en el que la Humanidad habría entrado durante diez siglos tras la caída de Roma y el renacer de las tradiciones latinas y griegas.

Esta idea es más o menos aceptada en Occidente hasta el siglo XIX. Es estos años, coincidiendo con un renacer de la historiografía, una revisión de las ideas asumidas y el furor nacionalista de las sociedades occidentales, se vuelve a mirar a la Edad Media con nuevos ojos. Es la etapa del Romanticismo que considera el mundo medieval como la fase de gestación y consolidación de los países de Europa y su sentimiento de identidad nacional. Durante gran parte del siglo XIX la arquitectura europea va a estar dominada por los movimientos historicistas neomedievales, como el neorrománico y especialmente el neogótico. En España, además, el periodo romántico de la arquitectura va a ocuparse del que se consideraba como único estilo artístico verdaderamente castizo español, el mudéjar, y se edificaran numerosos edificios neomudéjares e incluso en un revival de la arquitectura y ornamentación islámica andausí.

Estos dos extremos de opuesta consideración sobre la Edad Media se sigue viviendo en la actualidad. Tal hecho se aprecia en la literatura y el cine (especial mención hay que hacer del exitoso, y a veces oportunista, género de la "novela histórica" tan de moda en estos últimos años) que frecuentemente estereotipa las grandezas y miserias de estos mil años sin llegar a centrar convenientemente su compleja realidad social y cultural.

Mil años de historia de Occidente no pueden ofrecer un aspecto homogéneos por lo que el estudio de la Edad Media no sólo ofrece distintas versiones (política, bélica, cultural, etc.) sino constantes cambios cronológicos.

Etapas de la Edad Media en Occidente

Los primeros siglos de la Alta Edad Media es considerada como el periodo medieval más oscuro como consecuencia de la relativa pérdida del orden y la cultura romanas. Las guerras y la violencia fuerzan la consolidación de un sistema feudal de intercambio de servicios y contrapartidas.

Durante esta etapa se suele olvidar el brillo cultural y artístico remansado en el Imperio Romano de Oriente, convertido en el Imperio Bizantino que, a pesar de sus muchos conflictos, conservó el acerbo cultural y científico romano y lo irradió al resto de Occidente mediante influencias directas e indirectas (árabes de Al_andalus y siglos más tarde durante el conflicto de las Cruzadas)

Más conocido es el efímero pero fructífero renacimiento carolingio de los siglos VIII y IX que puso las base de lo que dos centurias más tarde se vendría en llamar el Renacimiento Románico.

Dicho renacimiento, producido en el siglo XI, es consecuencia de una combinación de mejoras de tipo técnico, político y económico surgidas poco después del emblemático y apocalíptico año 1000 y es la etapa de florecimiento del mundo religioso y cultural monástico que se plasma en un revivir sin precedentes de arquitectura, escultura, pintura, iluminación de manuscritos, etc.

ambién se considera consecuencia de la activación del fenómeno de las peregrinaciones y del sentimiento de defensa de la fe mediante el espíritu de cruzada, que paradójicamente activó el trasvase de nuevas ideas por el trasiego de gentes viajeras que supuso.

Será precisamente esta progresiva apertura e intercomunicación la que irá transformando la sociedad y la percepción del mundo que tendrá como clímax el siglo del gótico, el XIII.

Esta centuria vive el renacer de las ciudades y la vida urbana, el traslado del protagonismo de los monasterios a las catedrales y parroquias urbanas, el declive de las órdenes monásticas anteriores en beneficio de los conventos mendicantes, la creación de universidades y una revalorización de los aspectos relacionados con la naturaleza y el hombre.

La crisis y muerte de la Edad Media

Tras el brillo de los siglos XI, XII y XIII, la Baja Edad Media vivirá durante el siglo XIV su periodo de mayor crisis de la que Europa tardará tiempo en recuperarse y que, de alguna manera, abocará a una renovación de puntos de vista sobre el hombre y la vida que conducirán al renacimiento.

En efecto, este siglo XIV traerá a Europa todo tipo de calamidades, como conflictos bélicos constantes y especialmente la epidemia de la Peste Negra que asoló gran parte de Europa a mitad de siglo y que según diversos historiadores acabó con la vida de la mitad de la población.

El problema religioso y su repercusión:

El Cristianismo se había convertido en la religión oficial del Imperio Romano en el siglo IV y había empezado a extenderse entre las tribus germánicas antes de la caída de Roma. La división del Imperio Romano en dos, el de Oriente y el de Occidente, resultó también en una partición en el seno de la Iglesia Cristiana. La parte occidental, centrada en Roma, se convirtió en católica; la parte oriental, centrada en Constantinopla, se convirtió en ortodoxa. En el siglo VII surgió en Arabia el Islam, una de las grandes religiones del mundo.

El cristianismo

La expansión del cristianismo entre los bárbaros constituyó una poderosa fuerza civilizadora y ayudó a asegurar que algunos vestigios de la ley romana y del latín continuaran en Francia, Italia, España y Portugal. Sólo en Inglaterra el cristianismo romano sucumbió ante las creencias paganas. Los francos se convirtieron al catolicismo durante el reinado de Clovis y, a partir de entonces, expandieron el cristianismo entre los germanos del otro lado del Rin. Por su parte, los bizantinos extendieron el cristianismo ortodoxo entre los búlgaros y los eslavos.

El cristianismo fue llevado a Irlanda por San Patricio a principios del siglo V, y desde allí se extendió a Escocia, desde donde regresó a Inglaterra por la zona norte. A finales del siglo VI, el Papa Gregorio el Grande envió misioneros a Inglaterra desde el sur. En el transcurso de un siglo, Inglaterra volvió a ser cristiana.

Los monasterios

Durante los disturbios de la Edad Oscura, unos cuantos cristianos fuertemente comprometidos se retiraron de la sociedad para vivir como ermitaños, normalmente en el salvaje e inhóspito límite de la civilización. Los ermitaños, a su vez, inspiraron a los clérigos más convencionales a realizar votos de pobreza y de servicio como respuesta a las enseñanzas de Jesucristo.

Muchos de estos clérigos formaron nuevas comunidades de religiosos afines que recibieron el nombre de monasterios. El Papa Gregorio alentó la construcción de monasterios por toda la Europa cristiana. En algunas zonas de Europa, pronto se convirtieron en los únicos reductos del saber. Hay quien opina, por ejemplo, que los monjes irlandeses preservaron la civilización en sus monasterios. Los monjes irlandeses se desplazaron a otras zonas europeas para enseñar y revivir el interés por el saber. Los monasterios eran la principal fuente de hombres instruidos capaces de ayudar en la administración del gobierno, por lo que muchos adquirieron importancia como asistentes y consejeros reales.

Con el tiempo, los monasterios se enriquecieron por las donaciones de tierras, como le había pasado a la iglesia romana. Se fundaron distintas órdenes religiosas con diferentes objetivos. Algunas vivían replegadas en sus propios intereses; otras formaban a misioneros para enviarlos a tierras salvajes; otras aconsejaban a los papas en materia doctrinal; y otras proporcionaban importantes servicios comunitarios como el cuidado de ancianos y enfermos o el socorro a los necesitados.

El Islam

El Islam fue fundado en Arabia en el siglo VII por el profeta Mahoma. Se propagó rápidamente e inspiró un gran movimiento de conquista. El mapa político de África del Norte, del Medio Oriente y de Asia central cambió casi de la noche a la mañana. La Península Ibérica, el Medio Oriente, Asia Menor, Iraq, Irán, Afganistán, parte de la India, Paquistán y parte de Rusia se convirtieron al islamismo. Durante el breve periodo en que el Imperio Islámico permaneció unido, amenazó con cumplir su objetivo de convertir al mundo entero a sus creencias. La estabilidad y el crecimiento económico del nuevo mundo islámico trajeron una paz y prosperidad a sus territorios que eran desconocidas en la Europa occidental del momento. La cultura musulmana sobrepasó a la bizantina en las artes, las ciencias, la medicina, la geografía, el comercio y la filosofía.

Los conflictos entre los musulmanes y los cristianos dieron como resultado las Cruzadas, una serie de intentos por parte de la Cristiandad Occidental para reconquistar Tierra Santa en Palestina.
Los peregrinos

Los cristianos daban muestras de fe peregrinando a Roma, Santiago de Compostela e incluso Jerusalén. Los que habían visitado Santiago de Compostela, prendían conchas de vieira a sus sayales como símbolo de distinción.

Las Catedrales

A partir del siglo XII, y debido a la prosperidad de la época, se desarrollaron las artes, especialmente la arquitectura. La catedral se convirtió en el símbolo permanente de la arquitectura de la Edad Media. Se erigieron magníficos templos en agradecimiento a Dios por las bendiciones otorgadas a su pueblo. Las ciudades competían por tener la más bella catedral con las agujas más altas apuntando al cielo. La mayor inversión de capital durante el periodo, toda una fortuna, se destinó a la construcción de catedrales, cuyas obras tardaban más de un siglo en concluir.

El material predominante en la construcción de las catedrales era la piedra, que minimizaba el peligro de incendios. Por otra parte, el acero escaseaba y el hierro era demasiado endeble para sujetar los inmensos edificios de altura sin precedentes. Los arquitectos desarrollaron nuevas soluciones a viejos problemas, ideando el arco apuntado y los arbotantes para desplazar el peso de la carga de los techos abovedados hacia los macizos soportes de piedra. Las nuevas tecnologías hicieron posible la construcción de grandes catedrales, grandes vidrieras (con frecuencia bellamente adornadas con vidrios de colores) y altas agujas. Los franceses fueron los pioneros en la construcción de las nuevas catedrales. En el 1163, se inició la construcción de Notre Dame en París, que acabó 72 años más tarde. Las obras de la catedral de Chartres comenzaron en 1120, concluyendo en 1224 tras haberse incendiado dos veces durante su construcción.

Las catedrales constituían una gran fuente de prestigio y de orgullo cívico. Por su parte, los devotos y los peregrinos eran un creciente manantial de ingresos para las ciudades con catedral.

sábado, 12 de enero de 2008

Camino de Santiago






El Camino de Santiago a raíz del hallazgo de de la tumba del Apóstol Santiago.
La historia del Camino de Santiago se remonta al siglo IX con el descubrimiento del sepulcro de Santiago el Mayor, evangelizador de España. El obispo Teodomiro halla el mausoleo sepulcral, identificándolo como la tumba del Apóstol Santiago.
Este hallazgo fue un hecho trascendental que conmovió profundamente a los pueblos del Occidente Medieval. No existen datos precisos de las circunstancias del descubrimiento del mausoleo, sus descubridores consideraron este hecho como una revelación divina de la instauración del culto sepulcral a Santiago en el lugar en el que fue hallado.

La peregrinación hacia la tumba del apóstol supuso la llegada de un nuevo ambiente cultural que se ven reflejadas en algunos monumentos que encontramos a lo largo del Camino como:

-la Colegiata de Roncesvalles
- la Catedral de Pamplona
-la Iglesia de Torres del Río


Los soberanos de Aragón, Navarra y Castilla se esforzaron por atraer a sus dominios a gentes ricas y poderosas de otros países, por lo que utilizaron todos los medios a su alcance para seducirlos.

La orden de Cluny pronto se hace eco del prestigio de Compostela y durante el siglo XI promueve las peregrinaciones a Santiago. A cambio, los reyes cristianos hacen generosas donaciones a sus monasterios.
A lo largo del siglo XI la afluencia de peregrinos se intensifica y comienza la labor organizadora de los reyes para facilitar el tránsito. Se comienzan a erigir puentes y hospitales en los enclaves necesarios. Comienza a establecerse una ruta principal con sus respectivas estaciones.

La gran ruta de peregrinación de los siglos XII y XIII es la concesión desde Roma de los años Santos Compostelanos, con la posibilidad de que los peregrinos obtengan la indulgencia plenaria.
La Bula "Regis Aeterni" concedida por el Papa Alejandro III en 1179, confirma el privilegio concedido a Compostela por el papa Calixto II en el año 1120 por lo que serán Años Santos todos aquéllos en los que el día 25 de julio coincida en domingo es decir, cada seis.

En 1139 Aymeric Picaud lleva a Santiago su "Guía del Peregrino" denominado Codex Calixtinus atribuido por los monjes de Cluny al Papa Calixto II, de ahí su nombre. En él se describe el Camino de Santiago y se dan multitud de consejos para recorrerlo, a la vez que describe sus lugares y gentes.

A partir de la peste negra que asola Europa en el siglo XIV las peregrinaciones disminuyen, pero sin duda es el último cuarto del siglo XX cuando verdaderamente se produce el resurgir de las peregrinaciones a Santiago.

El arzobispo de Santiago en el periodo 1587-1602, Don Juan de Sanclemente y Torquemada, ante la amenaza del corsario Francis Drake que había manifestado su intención de destruir la catedral y el relicario del apóstol, ocultó sus restos llevándose el secreto a la tumba.

Se logra que durante los siguientes dos siglos las peregrinaciones a Compostela entran en una atonía tal que según cuentan las crónicas, el 25 de julio de 1867 tan solo habían acudido a Compostela unas pocas decenas de peregrinos.

La Rioja, cuenta con el tramo más corto de las comunidades atravesadas por el Camino Francés. Sin embargo la importancia histórica, cultural, social y artística de es fundamental y según la historia Silense, es Sancho III el Mayor quien fija a principios del siglo XI el que sería ya definitivo trazado del Camino Francés.

La paulatina conquista militar favoreció el auge de las peregrinaciones por el territorio riojano y la consiguiente fijación de la ruta terrestre.
Por otro lado, la leyenda de Santiago Matamoros nace en la riojana localidad de Clavijo de Logroño donde en el siglo IX tuvo lugar la legendaria batalla de Clavijo.

La riojana localidad de Santo Domingo de la Calzada es un enclave fundamental del camino. Esta ciudad nace fundada por el santo que le da nombre con el fin de dar servicio al peregrino.

LAS RUTAS

La mayoría de los peregrinos llega a Santiago por el llamado "Camino Francés", pero hay otras seis rutas más por las que se puede hacer el camino santo.

- La vía francesa es la más transitada y promocionada, entra en España por Roncesvalles y Somport, en los Pirineos y atraviesa las comunidades autónomas de Aragón, Navarra, La Rioja, Castilla y León y Galicia.
-La segunda ruta conocida es la del "Camino Norte", entra en Galicia por Ribadeo desde la costa, y por A Fonsagrada desde el interior, una vez recorrido la costa española del Cantábrico a partir de Irún atravesando Euskadi, Cantabria y Asturias.
Sería hasta el siglo X el más frecuentado. Los peregrinos procedentes del norte de Europa y de las Islas Británicas hacían su peregrinaje por mar siguiendo el denominado "Camino Inglés", desembarcaban en el puerto de la Coruña o en El Ferrol y desde allí continuaban a pie hasta la Catedral.

También entra en Galicia el “Camino Portugués”, que lo hace por el municipio de Tui para seguir por Porriño, Mos, Redondela, Soutomaior, Vilaboa, Pontevedra, Barro, Portas, Caldas de Reis, Valga, Pontecesures, Padrón, Rois, Teo y Ames, hasta Santiago. Esta ruta tiene también una variante que alcanza la frontera española por Chaves y, ya en Galicia se une al Camino del Sureste por Verín.

La quinta ruta es el "Camino del Sureste, Vía de la Plata cuyo origen se encuentra en la prolongación hasta Galicia de la calzada romana que comunicaba las ciudades de Mérida y Astorga. Entra en Galicia por A Mezquita, y desde A Gudiña cuenta con dos ramales que atraviesa numerosos pueblos gallegos hasta alcanzar su destino.

Otra vía elegida por los peregrinos es el "Camino de Fisterra-Muxía". Durante la Edad Media algunos peregrinos, después de venerar la tumba del Apóstol, seguían viaje hasta Cabo Neiro (Finisterre), considerado el fin del mundo.

El último camino utilizado por los creyentes es la "Ruta Marítima de Mar de Arousa y Río Ulla" que conmemora la llegada en barco del Apóstol Santiago desde Palestina. Tiene dos puntos de entrada en Galicia y se funde en Padrón con el Camino Portugués.


- SANTIAGO EL MAYOR.


El Santiago el Mayor era uno de los dos hijos de Zebedeo y Salomé; su hermano fue Juan el Evangelista, también apóstol. Fue uno de los apóstoles que tuvo una relación más íntima y cercana con Jesús.

A su llegada a Palestina y tras incumplir la prohibición de predicar el Cristianismo, fue decapitado en tiempos de Herodes Agripa. Según la tradición, su cadáver fue robado por los discípulos Atanasio y Teodoro y llevado en barco de nuevo a tierras españolas, en concreto a Iría Flavia.

La tradición prosigue con el viaje del cuerpo de Santiago, que es transportado en carro hasta el bosque de Libredón, lugar en que los bueyes se negaron a continuar. Este hecho debió ser tomado como una señal divina y fue elegido como lugar de enterramiento.

Para entender el largo viaje emprendido por sus discípulos desde Palestina a las costas gallegas para dar sepultura al cuerpo de su maestro, tenemos las afirmaciones de San Jerónimo: “Cada uno descansaría en la provincia dónde había predicado el Evangelio"
Posteriormente, en el Breviario de los Apóstoles, de finales del siglo VI, se habla de la predicación de Santiago en España y de su enterramiento en el Arca Marmárica. En la segunda mitad del siglo VII, Beda el Venerable describe con precisión la localización exacta del cuerpo del Apóstol en Galicia.

Murió, entre los años 41 y 44, decapitado por orden de Herodes Agripa I, cuando el rey de los judíos, en un intento postrero e inútil de conseguir la confianza de Roma, intensificó la persecución de las primeras comunidades cristianas. Según la tradición, a la muerte de Jesús, los apóstoles se repartieron los lugares en que debían predicar, correspondiéndole a Santiago España y las regiones occidentales.

Una vez decapitado, su cuerpo fue arrojado fuera de la ciudad como pasto de perros y fieras, pero sus discípulos al caer la noche, lo recogieron y lo llevaron al puerto de Jope, donde providencialmente apareció una embarcación aparejada y sin tripulación.

Al séptimo día de navegación arribaron a la desembocadura del río Ulla, en Galicia. Al depositar el cuerpo del maestro en una gruesa roca, ésta cedió como si fuera de cera hasta convertirse en el sarcófago del santo.

- EL ROMANICO A LO LARGO DEL CAMINO


El Camino de Santiago fue la ruta de peregrinación más importante de la Europa medieval y uno de los hechos de mayor importancia y beneficio para la historia de España. Gracias al Camino de Santiago los reinos hispánicos pudieron abrirse a Europa para dar y recibir de los pueblos traspirenaicos una gran riqueza cultural.

El apogeo del románico siguió a la consolidación del Camino durante los siglos XI y XII. Los intercambios culturales surgidos de la peregrinación provocaron que este movimiento artístico se extendiera por toda Europa. Con el asentamiento de la ruta jacobea se fueron sucediendo cambios en la sociedad medieval que ayudaron también a la extensión del románico: el fortalecimiento de los reinos europeos, el crecimiento de la población y la generalización del comercio.

También tuvo una importancia capital en el florecimiento de este estilo las órdenes religiosas, sobre todo la de Cluny. El aumento de feligreses hizo que se comenzaran a construir cada vez más iglesias, pero de forma más cuidad y elaborada. Las viejas construcciones de techumbre de madera y reducidas dimensiones se transformaron en otras más resistentes y monumentales.

Se propició una arquitectura civil complementaria a la religiosa. Se comenzaron a edificar hospederías, hospitales, puentes y barrios para albergar a la masa que movía el Camino de Santiago.

Los castillos del Camino, son el símbolo por antonomasia de la Edad Media española. Entre los años 722 y 1422 el paisaje ibérico se llenó de estas monumentales construcciones de piedra que se alzaban poderos en enclaves estratégicos. Su número aumentó espectacularmente en esta época gracias a la expansión económica que se vivía, y a la recuperación de territorios en manos de los árabes durante centurias.

Alrededor de los castillos se levantaron pueblos y en su interior se formaron pequeñas y bulliciosas ciudades; con molinos, herrerías y pequeños mercados. Estas fortalezas se constituyeron en los núcleos sociales más relevantes del medioevo.
El castillo se erigió en elemento catalizador de todas las actividades de la sociedad, agrícolas, gremiales, militares...

Las ciudadelas estuvieron relacionadas de manera muy directa con la consolidación y extensión de los feudos en los territorios reconquistados a los musulmanes. El castillo solía ser la
recompensa o botín por los servicios prestados en una guerra al señor, era el centro de una naciente y boyante propiedad rural, y también la primera víctima de las revueltas populares y campesinas que se sucedieron en esos siglos.


Los peregrinos realizaron su marcha hacia Compostela al abrigo de estas magníficas construcciones que se alzaban en elevadas colinas oteando el horizonte. En el camino pudieron admirar castillos como el de Javier en Navarra; el del Temple en Ponferrada, el Castillo-Palacio de Villafranca del Bierzo en León...

A lo largo de las distintas rutas que llevan a Santiago de Compostela han transitado personas de toda índole y condición: peregrinos de buena fe, por condena judicial o canónica, juglares, pordioseros, vagabundos, aventureros, prófugos, bandidos...
Los penitentes religiosos realizaban el camino movidos por una necesidad personal, sentían un deseo incontenible de visitar el lugar en el que reposaban los restos del Apóstol Santiago para lograr una relación personal con él.
Otros peregrinos, hacían el camino para cumplir una promesa efectuada al Apóstol. Y los que estaban enfermos hacían el camino en busca de curación. Así mismo, estaba el viajero que realizaba la peregrinación como castigo, impuesto bien por la autoridad eclesiástica, o por jueces civiles. Pero no todos los que emprendían el camino lo hacían por motivos píos, algunos "peregrinos" perseguían un beneficio económico.

Una de las razones del aumento del número de peregrinos fue la instauración de la institución del Jubileo por el Papa Calixto II, que en 1122 posibilitó que todos aquellos viajeros devotos que se pusieran en camino en Año Santo -cuando la festividad del Apóstol, 25 de julio, cayese en domingo- y cumpliesen los requisitos venturosos de la peregrinación, se verían liberados de casi todos sus pecados. Esto provocó que el número de peregrinos que realizó el camino en el siglo XII ascendiera a la impresionante cifra de 200.000.


Las asociaciones jacobeas, la Iglesia, las Administraciones Públicas y particulares han ido creado una red de refugios para los peregrinos, continuando la tradicional hospitalidad del Camino de Santiago.

Los albergues de peregrinos eran promovidos por personas o instituciones con el objetivo de dar techo al peregrino. A veces es sólo eso, techo, aunque ahora la mayoría disponen de literas, agua caliente e incluso cocina.
Los refugios son para uso exclusivo de los peregrinos al estilo tradicional y para identificarse como peregrinos portan la credencial de peregrino. En función del número de plazas, se da preferencia a los peregrinos a pie, aunque las normas de cada refugio pueden diferir, teniendo siempre la última palabra el hospitalero que acoge.
Los refugios funcionan principalmente gracias a la caridad. No todos los refugios disponen de las mismas comodidades y los peregrinos deberán aceptar de buen grado lo que se les ofrezca, sabiendo que es fruto del trabajo desinteresado de muchas personas.